[Otras notas al margen]
Somos luz, claridad,
memoria que huye de la farsa del tiempo.
Y en este ser luz perdonamos la violencia
de las sombras.
Sí, existe una misericordia cierta
que une el espacio con la luz.
La sombra, no es más
que una mueca original de ella,
su necesario anverso, difícil de someter.
No vemos la luz, estamos en ella.
La sentimos, incluso, en cualquier punto
más allá de lo real a nuestros ojos.
La luz se expande, por encima de la razón,
como un preludio de lo eterno.
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