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Es fácil doblar el mapa y encontrar que le pones nombre a lo que miro y ahí, en ese gesto generoso, lo lejos se vuelve presencia, un regalo. Te acercas en ese horizonte, por encima del nublado. Consuela saber que estás aquí al mismo tiempo que te sueño.
¿Quién se atreve a mejorar lo inmejorable? Qué bonito.