Cuando todo sigue el curso ordinario cualquier alteración rompe el paso y provoca incertidumbre. Importa no perder la calma ante las eventualidades, aunque por dentro te rebeles. Nada ocurre porque sí todo tiene un porqué. Suele pasar, si estas atento, que del hecho fortuito de lo acontecontecido sacas una lección.
La vida, a veces, sorprende, nos pone un punto de atención que, como las boyas marinas, nos señalan los límites. Por eso, mejor no salirse de este pisar tierra y aceptar -sin más- lo que llega.
No es fácil decir Carpe diem…aunque intentemos convencernos de lo contrario.
Hoy estuve ingresado en la sala de observación del hospital Universitario. Me estuvieron haciendo pruebas para descartar una cardiopatía…