Atrapas trozos de cielo,
la inmensidad
en un espacio diminuto,
el todo en cada parte.
Me enamora tu forma de estar ahí,
en ese hueco de baldosas mal puestas,
entre hojas podridas
y rastro de pisadas.
Aprendo la lección,
no es más lo que hace feliz
sino la mínima capacidad de acoger,
sin miedos, el infinito.