El último libro de Daniel Albors Sellé, ME DECLARO FALSO POETA EN NUEVA YORK. Pseudo poemario, editado por BORS& BORS [ Alicante, 2020]
En esta reseña no voy a hablar de Daniel Albors, sino de su obra recién editada en su reciente editorial. Una obra particular a la que hay que acceder despacio, como merecen las obras de arte. No hablo del autor porque al leer este libro uno descubre, atisba quién no es. Sus versos son gestos que hablan de Daniel. Sí, con este libro se ve lo más íntimo de Albors Sellé, un hombre bueno, alguien en búsqueda de lo auténtico, de la polaridad suma.
– Empiezo por [EL TÍTULO], por esta declaración de ser falso poeta redondeada por el subtítulo donde el término pesudo, como prefijo de poemario, eleva esta categoría de la no verdad al cuadrado. En el mismo título hay un guiño al insigne poeta granadino, García Lorca, a su libro Poeta en Nueva York. Curioso que la ciudad que Federico elige sea la ciudad del capitalismo y el exceso, la misma que le sirve como referencia literaria para denunciar la injusticia y el racismo marcando en él otra forma de hacer poesía. Algo similar a lo que nuestro poeta, establece en un dialogo con un personaje de novela, el señor Miller. Un confidente.
– Una particularidad de este libro es [LO ICÓNICO] que recorre toda la obra con las ilustraciones, pocas, pero suficientes. Así, me detengo en una de las más significativas: un dibujo que representa al autor desnudo y el desnudo con una corona laureada en la cabeza, indicando algo programático en la misma obra : la victoria se consigue al despojarse de los prejuicios: “NO SOY LO QUE VES/ NI LO QUE TE HAGO SENTIR-dice. En el mismo dibujo de entrada, un hashtag [#] colocado en los testículos del señor representado. Cuando un hashtag va delante de algo se convierte en un hyperlink, en algo que nos lleva a otra cosa. No será que este estar desnudo nos está indicando que hay que renacer a algo diferente.
– El libro, con más de sesenta poemas, traza desde el inicio una [TEMÁTICA], la del deseo de un siempre volver a empezar. En definitiva, es un canto al amor y al desamor. Al yo poético le resulta complicado olvidar lo que se ama y el autor, en un alarde estético, nada más comenzar señalará esa imposibilidad escribiendo con letras mayúsculas, en el verso, TE AMO
-Los poemas giran en torno a una [IDEA CENTRAL] la del dialogo íntimo entre el yo desesperado y el tú ausente, entre el desorden y el caos y por otro lado, está el orden y la seguridad de la presencia amada
– Desde el primer poema se puede observar la forma que Daniel Albors tiene de diseñar [EL CONTEXTO] en toda la obra. El primero de ellos se llama HERE, AQUÍ.
. Un adverbio de lugar, escrito en inglés que funciona, especialmente en estas páginas, como lo que es, una visión gráfica de la proximidad de las cosas. AQUÍ. Un adverbio señalado en forma de acróstico en cada una de las estrofas.
– [LA BELLEZA DE LOS ELEMENTOS EN EL CAOS. EL PAISAJE ALBORS]
( kaos en el sentido griego, el origen de todo).
En el aparente florilegio cuestiona el significante grave de unos personajes, la simbología de los números, y la magia del tiempo. Cada uno de estos bloques a mi parecer son como elementos necesarios para disfrutar del mundo ALBORS.
-Un personaje destacado, Peterpan ¿qué relevancia tiene en el contexto de la obra? Aquí, Peterpan viene a ser la justificación para hablar de ser alimento “pan…blando, dulce”. Es el Peter que busca “en noches azules”, no el que se acomoda en su niñez; es el de los “RE-CU-ER-DO—S del Karma intentando sanar el Dharma. En el contexto del desamor, es el rechazo de la dependencia.
-¿Qué sentido tienen los números en la obra? Los números, su situación en los textos, no tienen una intencionalidad predeterminada. Llama la atención que los poemas con números llevan a una realidad mágica, más allá de su propia simbología. Así, el número quince con carácter romano [XV] lleva a quince magníficos poemas que ni siquiera entran en el registro del frío aforismo sino más bien en el de la pura emoción. Otro número, el del poema CIENTO 44, donde los números abrazan el desasosiego del amante, aunque este evite quedarse en él reclamando eliminar los demonios. En kilómetro 0, el cero no es el número del vacío o la nada sino el de la plenitud de una promesa. En los versos del poema titulado 63907, la cifra será, de forma acróstica, el indicativo de señala serie de valores esenciales, como: (6) viajar hacia adentro…; o (3) cimentar; (9) transformarse (¿renacer?) desde lo agónico; o (0) comenzar en un presente infinito y (7) vivir (de la astucia).
-¿La temporalidad, tiene alguna connotación mágica? En este poemario el tiempo deja de ser un indicativo del CRONOS. Este nos conduce a otro espacio. Esto se puede ver en los versos de EN DOS HORAS, apunta a la espera con final feliz, donde la aventura de ser uno mismo supera al sexo. En TE DOY 90 días, el tiempo parece formar parte de un ultimátum y sin embargo no es más que la excusa para subrayar los tres meses que faltan para acometer un compromiso.
– [ UN LIBRO DENTRO DE OTRO. LA GENIALIDAD al cuadrado]
Y en el centro de la obra otro poemario, enumerado al revés y bajo el título lírico de un pareado Pensamientos al viento con hashtag [#]. En este oasis de los pensamientos al viento, el yo lírico se presenta con esa juventud del veinteañero que es consciente de sus locuras. Un libro dentro de otro libro donde el deseo y la pasión, la búsqueda y el encuentro, la ausencia y la presencia se encuentran en el mismo espacio, un amor absurdo o un absurdo que lo es sino hay amor.