Así dice Cristina Sarrió en el prólogo de FROST (Escarcha) de Luis Miguel Sanmartín: “Os llamo a ser cómplices de este autor, a tener un diálogo verdadero con él a través de estos poemas. Comprobaréis que el libro emociona, abre la mente y el espíritu”.
FROST aterriza en el Proyecto Editorial Abismos del Suroeste. el número SIETE [octava entrega literaria], y hace que este Proyecto adquiera gran peso en sus publicaciones, tanto es así que parece una ironía [editorial] seguir considerándolo «Proyecto«. Pero esto es un asunto que no me toca tratar a mí. Vamos a la obra:
- Empecemos por el autor
Luis Miguel Sanmartín, [para algunos, desconocido, aunque no para una mayoría,] es un autor de crecidas (in crescendo), un artesano de la palabra, un poeta hecho desde el silencio, un ser tremendamente humano. Ser su amigo es una garantía ante tanto egoísmo circundante. Para él estás siempre no solo cuando te necesita, aunque este no es muy dado a manifestar necesidades.
Un poeta hecho a golpe de versos. Desde aquel libro “Y ahora somos tres” pasando por TRECE y Art Nouveau, llegamos a este, FROST (Escarcha) que generosamente entrega a esta Editorial.
Del autor y su obra escribe muy bien Cristina Sarrió Arnau en el prólogo de este libro. Importa leerlo por los aspectos que toca, no solo literarios. Ver especialmente el apartado nota 12 de este espacio donde nuestra prologuista dice de Sanmartín que es un autor: “Hábil en el vocabulario, en el uso de las formas métricas, en la retórica. Comprometido con la belleza y la sugerencia. Ducho en el arte de jugar con el extrañamiento. Tenaz para redondear sus poemarios y darles una coherencia. Metódico en sus lecturas y en la elección de sus referentes e intelectualmente elegante incluso en aquellos momentos en los que mezcla registros”. Estos seis adjetivos dan el tono de quién es nuestro autor. Importa comprobarlo al leer sus letras y es aquí donde los calificativos se quedan cortos.
- Consideremos el título, Frost [ escarcha]. Breves notas
Para apreciar el título, más allá de cualquier condición aleatoria, hay que mirar la intencionalidad de este “ensayo meta-poético”. Esta se aprecia ya desde algunas de las citas cabeceras que nuestro poeta coloca en el libro. Con los versos de UNSI AL HAYE y CAMILA CABRERA, Luis Miguel apunta hacia esta realidad del frío que muchas veces contextualiza la palabra escrita e incluso el medio hostil con el que otras tantas se encuentra lo escrito. Esta escarcha envuelve también al ser, al del propio escritor, a punto de ser disuelto por la luz.
A partir del primer capítulo, LINDE DEL HIELO, resaltará de manera significativa lo esencial de FROST, a través de la duda, el dolor. En los otros cinco apartados no dejará de poner sobre la “mesa de la palabra escrita” la actitud que hay que mantener, sobre todo por quienes nos dedicamos a escribir. Dicho esto, el título tiene la traza de una ironía, de una advertencia para navegantes de las letras, incluido lectores.
- Fijemos la atención en el esquema (continente) y sus herramientas literarias
Quiero resaltar el continente donde Luis Miguel nos regala un esquema equilibrado de SEIS capítulos. Unos espacios magníficos desnudos de retóricas inútiles y llenos de esa forma suya, tan particular de trabajar la palabra, al emplear diferentes herramientas literarias dándonos a gustar una obra con mayúsculas.
Basta escoger algunos de estos seis capítulos para advertir las herramientas literarias del «universo sanmartín”. Así, en Linde del hielo, será un aluvión de infinitivos los que sirven para resaltar los valores, propios de una forma de ser permanente, resaltando esta acción continua a través de gerundios de verbos bien escogidos. Por otro lado, será el empleo de epigramas, la forma breve de expresar lo poético, lo que nos hablará del ingenio del poeta. En su empeño de ensayar con la palabra aparece la utilización singular de las anáforas para resaltar el oficio del poeta (ver el apartado Concilio de las sombras el poema La chica luciérnaga). Este universo-mundo del ensayo poético, en el que nos encontramos con FROST, se rematará con el empleo de otra herramienta literaria, el guión fílmico, del apartado final SOSPECHA.
- Anotemos algunos aspectos del contenido [ lo singular]
En un esquema extraordinario, Luis Miguel Sanmartín vierte un contenido que no deja indiferente a nadie y menos a los que nos dedicamos a escribir poesía.
FROST, nos enfrenta a las dudas, a la razón más existencial de las sombras para buscar y mantener la inquietud, a pesar de un baile de estocadas. Sí, aunque la impostura nos rodee y haga falta descifrar las paradojas vitales sin olvidar esa linde del hielo donde los sentidos, como en una caverna, nos hablan del “olor a espejo” (olfato), del silencio ante el que “nadie/ rechista” (oído),ni ante la “sed” (gusto). Esta sensualidad recorre e imprime, transversalmente, los versos haciéndonos comprender que “siempre falta(ba)n semejantes/ para cortar aquel dolor” y que la muerte no hay que perderla de vista, aunque sea a través de un cínico epitafio donde se escribe un epigrama “al fin he fallecido/ disculpen las molestias”.
Para descubrir la intencionalidad –[programática] de nuestro autor me parece interesante acudir, entre otros versos, al centro de este libro, a un gran poema de tres páginas, Nadie profane el paraíso, [nadie rompa los ideales (del poeta)]. En este espacio poético Luis Miguel nos sumerge en una reflexión íntima, cotejada por anotaciones entre paréntesis. Aquí, lejos de un mensaje críptico, el sujeto lirico ordena con urgencia a un tú literario, de manera imperativa “escúchate en el ser distinto en la otra carne”, para luego seguir con versos y estrofas, entre fuertes silencios versales, “canturrearte en el espejo / poniendo cara de ir siempre desnudo”. Y justo en estos versos, con el empleo de las imágenes: espejo (interior-alma) y desnudez, Sanmartín subraya la elección de ser [poeta] y de hacer [poesía].
Desde una visión de altura, a modo vuelo de drom, seguirá mostrando Sanmartín que la vida (del poeta) tiene que cuestionarse para evitar ser, como algunos, “valientes propietarios del lenguaje”. Los poetas no somos dueños de lo que escribimos por encima del copyright. Por el contrario, importa más la visión ideal de interiorizar, volviendo “a la filosofía// al caldo de cultivo de la ética.” Y así, terminará el poema con la urgencia del inicio, la de escucharse a sí mismo, lejos de arbitrariedades y voces ajenas: “escúchate no hay pérdida // escúchate en lo simple// escúchate en el ser/// distinto”. Esta es la honestidad del poeta y de la poesía. La autenticidad de nuestro poeta, la verdad que rebosa por sus poros, la expresa al mirar el hecho mismo del ars poetica donde nada es despreciable porque aún “el mal poema tiene // la misma hambre de ser que los demás”.
FROST es ese libro de lo auténtico que todos queremos escribir, es la obra de un poeta (no solo para poetas) donde el fingimiento deja de existir, donde sujeto y objeto literario se confunde dando paso a un mensaje directo en el que importa “acariciar (involuntariamente) la desnudez –en su lumbre”. Porque, por encima de los triunfos vanos, “la poesía es otra / cosa es otro lugar”.
Gracias Luis Miguel por prestarnos este pensamiento único del buen hacer en esta corriente de la palabra convertida en verso, en un trabajo cuidado que llega hasta los vacíos existenciales más profundos. Importa seguir tu consejo plasmado en las estrofas finales, donde -en la boca de unos actores- pones el deseo de adentrarse en [un libro] la mejor poesía, sin levantar sospecha, haciéndonos leer unos versos de Vicente Aleixandre (en La destrucción o el amor), donde- irónico- susurras al oído del lector:” exprime sus poemas y obtendrás// escarcha”.
Puedes bajarte la obra FROST de Luis Miguel Sanmartín, gratuitamente, en este enlace de la Editorial Abismos del Suroeste