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Casandra o mi mirada de girasoles. Manuel Neto Do Santos

               Me he acercado a la obra número nueve de la Editorial Abismos del Suroeste y compruebo con alegría que esta viene del occidente andalusí (Al-Garb), del Algarve (Portugal), con el sello lírico de un poeta como Manuel Neto Dos Santos alguien que vive en la poesía y por la poesía. Esta afirmación se justifica desde su autoría de treinta y tres obras poéticas y de su empeño en traducir a poetas españoles. Por el momento ha traducido a dieciséis, entre ellos, [cito a quienes conozco] José Iniesta, Salvador García Ramírez, Nicolás Corraliza, Jesús Cárdenas, Carmen Salas.

LA OBRA, que Manuel Neto Dos Santos nos entrega gratuitamente en esta editorial digital, dice él, es una parte de las tres que componen la obra O LIVRO DE CASSANDRA OU MEU OLHAR DE GIRASSÓIS. La publicación se presenta de forma bilingüe: portugués/ español. Recomendable, si se sabe portugués, leerla en su versión original. Se dice que la traducción puede ser una traición, aunque esta vez no sea el caso. Para mí ha sido “um imenso prazer em ler estos magnificos e excelentes versos em português do que tradução em español.

Después de haber leído y releído esta obra y reflexionado sobre su contenido, me atrevo a comentarla. Pido disculpas al autor si en algún caso me excedo en decir algo que él no ha dicho. No deja de ser esta reseña crítica una aportación más de un lector atrevido.  

EL MITO DE CASANDRA EN LA OBRA

La referencia clásica del poeta, centrada en Casandra, princesa y profetisa de Troya, tiene una intencionalidad concreta y es la de entrar en la esencia de este mito, extrayendo de él su intuición más pura. Para Manuel Neto el mito es “una voz perpetua en el alma de cada poeta”.

El personaje Casandra siempre fue controvertido al mismo tiempo que atrayente. Casandra está en el contexto de Apolo (Apollon), el dios de la muerte y la belleza, de la razón y la armonía. Por esto mismo ella se presenta como hermana y al mismo tiempo como la que confunde.

 En esta obra O LIVRO DE CASSANDRA OU MEU OLHAR DE GIRASSÓIS, el personaje es la referencia fundamental para trazar una reflexión sobre las miradas del poeta y la poesía.  “El poeta escribe para mostrar lo que intuye”, dice Gamoneda. Y esto es lo que hace Neto Dos Santos, levantar la voz, a veces a modo de elegía, para señalar “a visão que em qualquer poeta habita…

EL PAISAJE IDENTITARIO DEL POETA

Manuel Neto en esta parte de su obra nos enfrenta -en 41 poema- a una visión dialógica y lírica interesante. En diferentes poemas [ en recto] nos encara con un yo poético que se presenta como el hombre (ECCE HOMO) que pide, exige y al mismo tiempo detalla quién es. Y en este señalar su identidad, el poeta nos dibuja un imaginario muy a tener en cuenta para comprender su mensaje. Se empeña en señalar su identidad a pesar de que intente “não ser «eu«, dice. Cada expresión[1], apunta a una identidad  y esta lleva, al mismo tiempo, a una forma de mirar  que, como el girasol, va enfrentando la luz de la mañana a la tarde.

– soy alfabeto (5), “sou todo um alfabeto que se desprende das palavras e se torna bago de romã…entre duas bocas”. Con esta forma de identificarse el poeta parece subrayar una interesante mirada a la esencia plural, alimento dulce/amargo-como bago de granda, de quien se sabe comunicador;

soy rebaño (6),Sou alavão indicando, pelos descampados, a transumância do sangue”. Otro sentimiento que curiosamente aborda la vida más profunda que va de un lado a otro (trashumancia) aprovechando toda suerte de alimento. Otra contemplación interesante propia del poeta, a veces, rechazado [proscrito, como Casandra];

soy el fruto de las cosas, casi, dolorosas (10) “Sou o frémito das coisas, quase, dolorosas”. Este identificarse con el punto final del dolor mantiene una mirada particular que, por estar anclado en lo doliente, aviva el mirar y lo fortalece;

soy retroceso de los pasos/altar profano (21)Sou o recuo dos passos/ un altar profano”. Es el retroceder lo que da una visión exacta de las cosas, la perspectiva de lo humano, para luego ofrecerlo en el altar de cada día. Este gesto oferente habla de la metafísica propia de este autor.

soy ciudad en llamas (35)Sou uma cidade entregue às chamas das palabras”. Son las palabras las que incendian lo habitado, el sentido más profundo de un mirar interior;

 – soy jardinero (36)” Sou um «jardineiro» que desperta a madrugada”. Esta es una brillante identificación, la del cuidador de las plantas, porque su mirada tolera pacientemente el crecimiento de cada una y vigila con permanencia estoica. No otra es la mirada del poeta ante la palabra creadora;

soy imagen (37)Sou a imagem das misteriosas vozes”. Mirar la realidad es un imposible si antes el poeta no se funde, como misteriosa voz, con ella.

Después de ver este paisaje identitario del sujeto lirico me lleva a comprender la inquietud del poeta expresado en el propio título de la obra: o meu olhar dos girasois. Inicialmente, es un ECCE HOMO que se muestra con la condición de lo improbable, mendigando la bondad de Casandra a la que pide la lasitud de las olas, esa realidad de lo frágil que desfallece (4) “Irmã, dá-me a lassidão da itinerância das ondas”. Y así, de esta manera componer el gesto vital, [ “comporei o gesto”] recogiendo las palabras por estrenar, [“as virginais palavras da carne como as asas que um pássaro ainda não aprendeu a desfraldar”]; para terminar, renaciendo entre lo quemado, [“por entre as urzes queimadas/ das desilusões que a vida… nos oferece/ como paisagem de mim mesmo…”].

 [CASANDRA LA MUSA]. EXIGENCIAS DEL POETA

El dialogo entre el poeta y la musa, un plural, lleno de referencias sensuales y sexuales dan una belleza particular a este escrito. Es magnífico como, en esta obra de Neto Dos Santos, el yo lírico pide a Casandra (esa referencia de la visión gratuita) que le devuelva los sueños previendo el destino (el fatum[2]), “devolve-me os sonhos intactos (encostados ao meu ombro)…/ ou, melhor ainda, revela-me o destino que me aguarda”; que sea la amante perfecta a la que se le indica “que seja o amor um álamo vermelho entre as tuas pernas;/ portal desconhecido por onde entramos, a medo”. Que no deje de ser la hermana (35/ 36):” minha irmã” ///, Irmã,/ eis-te desnudada perante a hipocrisia”, para reposar en su hombro, apuntando a esa intimidad de los amantes ante los cuales el tiempo se detiene: Irmã, lembras-te da amorável lentidão dos dias…”.

Los versos finales terminan pidiendo a Casandra, la hermana (amante), el ardor de la sangre, la luz. De esta manera la sitúan como la musa perfecta desde donde mirar: “Ilumia-me o sangue e traz-me, no novo, à luz.”

 Casandra es la referencia perfecta, la justificación para que nuestro autor, que sabe del oficio de escribir y maneja con maestría aforismos y oxímoros, rompa con un lenguaje críptico y nos adentre en la verdad del propio poeta que se desliza por el “choro estridente de silêncio.” Y al mismo tiempo, sabe responder a la súplica de la mañana, a la pregunta de la tarde, a la exigencia de la noche: “Mendigas-me a manhã? Aqui te entrego. //Perguntas-me pela tarde? Não sei que seja. //Exiges-me toda o noite? Na essência trago-a”. Una visión de lo temporal que apuntala la humanidad y lo cotidiano en la lírica más esencial.

 LO METAPOETICO

En este marco dialógico, ya comentado, aflora la metapoesía: “A poesia é um estado temperamental como a mais promíscua vestal, a/meretriz mais casta.”

Para nuestro autor, escribir es un paso, a veces torpe, lleno de emoción: “escrevo um poema e escondo a fisga da/emoção…como a criança que um dia estilhaçou os vidros da janela”. Sí, escribir poesía para Manuel Neto es una realidad sublime donde un verso adquiere sentidos infinitos y cercanos:” um verso pode muito bem ser a várzea nevada de um lençol” …// até que o grito rasgado nos devolva a voz dos/vendavais…” o bien “que seja um verso o pássaro afogado pela sede à beira/de um charco”.

Un contexto, este, donde el poeta se percibe en una “falsa tranquilidade”; siendo el silencio (el no gritar) el que impere por encima de cualquier acto: Escreve! // Rasga! //Amortalha-te!!! // Mas…não grites! “.  

Por otro lado, no falta en este discurso sobre el ars poética que Neto Dos Santos coloque-lo reitero- la mirada del poeta, los ojos, como un girasol pendiente de la luz, que voltea obedeciendo a su propia naturaleza. Una mirada sobre el barro, sobre la fragilidad, puede ser un barco:  o deslizar dos olhos, sobre os limos, pode bem ser um barco”. En realidad, las miradas del poeta se entregan a una visión certera, a un desnudarse desde la palabra (imaginario de la lluvia): “eis os meus olhos, oráculo de chuvas anunciadas”.

Agradezco a Manuel Neto Dos Santos   su escrito que, como punta de iceberg, señala una obra más amplia y potente llena de belleza lírica, de intimismo, de sensualidad. Una obra, esta, que nos sitúa en la realidad más inmediata del ser poeta. Gracias por abrirnos la puerta a la lusofonía con todas las tonalidades de la lengua de Camões.

Para ver la obra de Manuel Neto Dos Santos pincha aquí y descárgala gratuitamente desde Abismos del Suroeste:

https://drive.google.com/file/d/156Z6RwqIVd8tFyxwmI9xK4XEfKi48edE/view?fbclid=IwAR3FsV9E-ifD4rcrJ736pY03FxGQzY8YJSEW9DVEeLtfWcB_QRgfXnGSMmM


[1] Las indicadas en este comentario se sitúan en los poemas señalados, con su numeración, entre paréntesis.

[2] Raíz de la palabra Fado.

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