CUANDO el acuerdo es venta de armas
asfixiando los abrazos
y la concordia
un horizonte imposible,
PAZ, te busco
en la mirada inocente
de los niños.
Cuando el sosiego es
una sombra entre las ruinas
y el vacío de los abrazos
reclama la armonía del alma,
PAZ, te deseo
con la humildad del sabio
que te alimenta
en el rostro del silencio.
Cuando al saqueo le sigue
la quietud de los muertos
y la calma
es ausencia de besos
enterrados con cinismo
a golpe de armas,
PAZ,
te nombro
por encima del fragor
de las tormentas
y a ras de las olas
que, frágiles,
se deshacen en la playa.
Y al nombrarte
se desata la locura del deseo
y la fuerza
de una búsqueda
implacable
Paz.
