Tengo la luz pegada a la espalda
con esa misericordia de colores
que hace diferente la tarde.
Y hago silencio, un rito
que acorta la distancia
entre el caos y la eternidad.
Tengo el perfume de las piedras,
el rostro del agua, que perdona,
la ceguera de los días.
A qué huele una roca?
A que sabe una piedra?
Qué luces
en la ceguera de los días?
El caos engendra el orden,
tu palabra ilumina
el silencio de la tarde de colores,
todo misericordia
capturando el instante,
contemplación, asombro.
Sobre tus hombros me levanto
y crezco