Nunca sabes lo que puedes dar
Cuando tienes en tus manos el dolor de los días
y la vida se cuestiona,
puedes dar el tacto de la brisa,
porque [tu camino continúa].
Cuando el silencio se apodera de la calle
y la soledad es tu compañera,
puedes dar el sonido del recuerdo
sabiendo que [eres perfectamente imperfecto].
Cuando todo parece acabarse al final de la tarde
y no hay noche sino vacío,
puedes dar el olor de los sueños…
[te quedan muchas puertas por abrir].
Cuando la quietud cede a la tormenta
y el mar está lejos,
puedes dar la mirada de tus pasos,
[cada vez con menos contradicciones].
Cuando todo pase y la vida fluya sin miedo alguno
en ti permanecerá el sabor de la memoria,
el poder de tu historia.
[Todo lo que quieres está al otro lado del miedo].