Anoche, el reflejo de las hojas traían tu voz. Los sonidos de la calle y la brisa de un otoño atrasado, envolvían los recuerdos dibujando la calma de tus ojos en lo más profundo de mi.
Anoche, las aceras te nombraban y seguí mi camino con tu imagen en mis manos, tu imagen. La sombra y los silencios saltaban entre las grietas de las aceras. No había preguntas solo el dolor de la distancia.


Anoche los versos iban y venían manteniendo la distancia…