El fin de semana del 25 al 27 de octubre dirigí un taller literario con un solo participante: mi hijo.
Rodrigo tenía que hacer una narración fantástica sobre las brujas. El problema es que no sabía diferenciar entre narración fantástica y cuento. Aclarado esto se decidió por el cuento, por la narración breve de hechos ficticios. Después de esto nos pusimos manos a la obra.
Partíamos del título: Una bruja de cuidado. Lo primero que hice fue preguntarle si sabía el significado de esa expresión. Hay que tener en cuenta que Rodrigo tiene 11 años y, aunque esté en el último ciclo de primaria, su vocabulario es limitado. Le mandé que buscara la expresión en el diccionario de la RAE, pero no encontró nada. Al final, dio con la respuesta. Encontró en internet que esta expresión se refiere a una persona con la que había que tener cuidado, alguien despreocupado y egoísta.
Le volví a preguntar sobre lo que quería contar. Estaba hecho un lío. Visto así le pregunté por lo vivido en los últimos días en su clase y me comentó el hecho de tener que hacer, en grupo, una narración para un proyecto del colegio. Según me comentó su tutor, participaban todos los niños, de primero a sexto. En realidad, esto era un reto, el primero de otros seis que tienen que hacer a lo largo del curso.
Rodrigo me habló de cómo había funcionado el grupo y le pedí que lo escribiera. Luego le propuse que pensara en cómo sería la situación si en vez de ser tres niños fueran tres brujas. ¿Qué tendrían que hacer las brujas? Me respondió que una pócima. Entonces, le dije: Busca, qué es una pócima. Me fijé en su cara de cansancio y a pesar de ello siguió. Cogió el diccionario y allí le decía que era una cocción con plantas y otros materiales de la naturaleza.
De momento, ya se había cambiado niños (compañeros) por brujas y narración (para el grupo) por pócima. Le rogué que también lo escribiera. Ahora, solo faltaba pensar para qué hacer la pócima. Y escribió que las tres iban a participar en un concurso de pócimas. Pregunté que dónde se iba a celebrar, y me respondió que en el País de las brujas.
Ya teníamos: por un lado, la propuesta de acción y por otro, el lugar donde se iba a realizar.
Le comenté que era muy importante describir el lugar y lo hizo, añadiendo un personaje,: el gobernador de aquel sitio. Este, según Rodrigo, era el que organizaba el concurso, vamos el que lo había convocado. ¿Y ya está? le dije. Esto da para un folio y tienes que hacer tres. La cara de Rodrigo era un poema. ¡Tres folios! dijo resoplando. Piensa, le seguí diciendo, que todavía te quedan algunas cosas ¿por qué no describes a las tres brujas? ¿Qué cara tienen? ¿Cómo visten? ¿Qué saben hacer? Y ponle nombre a cada una. Y así lo hizo. Partió de lo que conocía, de lo que emocionalmente había experimentado con sus compañeros de grupo. Y los disfrazó de brujas, es decir a partir de esa realidad construyó la ficción.
Faltaba por rellenar otro folio. Y se me ocurrió preguntarle si las brujas tenían todo el material para hacer la pócima. Le hice que se planteara el qué y el cómo las tres brujas tenían que buscar, en la naturaleza, los elementos para la cocción . Entonces se le ocurrió que podría ser en un bosque. En un bosque hay muchos árboles, comenté, y buscar es muy difícil. Y me respondió que no era difícil porque se trataba de encontrar un árbol especial. Pues, escríbelo. Y escribió la descripción del árbol. Imaginación no le faltaba.
Hasta el momento teníamos: 1) el lugar, donde las brujas vivían; 2) los personajes, es decir, quiénes eran las brujas, cómo vestían y qué sabían hacer; 3) la acción, aquello en lo que tenían que empeñarse, en este caso, en hacer una pócima para concursar.
Ahora, solo faltaba encajar, a modo de puzle, todo lo que había escrito, darle forma de narración. Y en toda narración tiene que haber: Una introducción (descripción del lugar y de los personajes), un nudo ( la acción de esos personajes en los lugares descritos) y un desenlace ( el final de una acción, a veces, con efecto sorpresa).
Le dije que con lo que allí tenía era suficiente para contarme una historia o que me la escribiera, como si me la estuviera contando. La escribió. Y sorpresa, a todos los personajes, incluido al lugar, le puso nombres en inglés. Le pregunté por esto de escribir nombres en inglés y la respuesta: porque así le daba más misterio y obligaba a quienes leyeran la narración a buscar el significado. Me pareció genial.
Como tenía que dárselo a los compañeros había que escribirlo en el ordenador para que se entendiera. Su grafía todavía tiene que mejorar. Y me tocó escribirlo en el ordenador, siguiendo su dictado. Cuando la imprimí, se fijó que había algunas comas que faltaban. Corrigió y vuelta a imprimir.
Todo esto sucedió el viernes y el sábado por la tarde, y el domingo por la mañana. Un montón de horas que creo mereció la pena.
El resultado es este:
UNAS BRUJAS DE CUIDADO por Rodrigo Lobato Serrano
Hace mucho tiempo en un pueblo llamado Witchtolandia, del que ya no se conoce nada, sucedió una historia que voy a relatar.
En ese pueblo vivían muchas brujas y criaturas hostiles. Lo gobernaba un presidente inútil llamado Gossamer. Un populista que se había ganado la confianza de sus habitantes prometiéndoles muchas cosas que no cumplió nunca. Pero esto es otra historia.
El pueblo estaba rodeado por grandes murallas de zarzas venenosas creadas con hechizos. Para entrar en él había que decir la contraseña en idioma Wizard. Este idioma era utilizado por los magos de la antigüedad y que ahora empleaban los habitantes de Witchtolandia. Un idioma de códigos secretos que nadie, fuera de ese pueblo, ha conseguido descifrar.
Witchtolandia celebraba todos los años unos juegos de brujas en los que se premiaban las mejores pócimas. Estos juegos tenían tres fases: Una, de preparación por grupos; otra, de realización delante del presidente Gossamer; y la última, ante todo el pueblo de Witchtolandia.
Y aquí, en la preparación de los juegos, viene nuestra historia.
El presidente formó grupos de cuatro y de tres brujas. Uno de ellos era muy especial, lo componían tres brujas llamadas: Heavy, Peaceful, Inteligent.
Heavy era de piel oscura, parecido a las rayas de una cebra; con ojos saltarines y tres granos verdes en la nariz; tenía, además, una boca pequeña con unos labios de besugo. Vestía una camiseta de mangas cortas de color negro, con dibujos de calaveras en el centro. Sus pantalones eran vaqueros oscuros y rotos.
Peaceful tenía la piel color verde claro y brillante y ojos grandes. Uno de los ojos, el derecho, era de cristal; la nariz parecía una zanahoria y la boca era grande con dientes amarillentos, como los ajos. El vestido era un faldón naranja de mangas largas con flores azules y cascabeles en los extremos.
Inteligent era una bruja de piel lisa, con ojos pequeños y claros que parecían dos luceros relucientes. Por la noche, los ojos eran capaces de emitir luz y embrujar todo lo que veían. Tenía una nariz como la de un lobo y unas orejas como las de un gato. Vestía una ropa verde, hechas con raíces y hojas de un árbol mágico llamado: TheBlueTree.
Las tres se reunieron para ver cuales iban a ser las estrategias del juego. Discutieron muchas horas sin llegar a ponerse de acuerdo. Porque las tres eran tres brujas de cuidado, desinteresadas y despreocupadas. Los gritos eran tan grandes que tuvo que venir Gossamer, pero como era tan inútil, no consiguió calmar la situación. Este llamó al Mega Presidente Alpha (MPA) para que pusiera orden en el grupo. Y MPA le dijo a cada una de las brujas que no debían ser tan despreocupadas y que tenían que trabajar en grupo. Luego le dijo a cada una lo que tenían que hacer y era ponerse de acuerdo con lo mejor de cada una.
Heavy, Peaceful y Inteligent se volvieron a reunir, más tranquilas, y cada una dijo lo que mejor sabía hacer. Heavy sabía mucho de dibujo y geografía; Peaceful era especialista en reconocer plantas e insectos; Inteligent sabía mucho de lenguajes, podía comunicarse con las criaturas ocultas por los rincones de la naturaleza y mucho más de cálculos matemáticos y de cifras y operaciones raras. Todo eso les podía ayudar a hacer la mejor pócima de todos los concursos de pócimas.
Ellas tenían que buscar elementos vegetales y animales para después cocerlos. Pensaron que todo eso lo tenían que buscar en un bosque llamado TheCrimsonForest. Entonces se dirigieron al BosqueCarmesí. Delante de las tres iba Peaceful, porque era la que más sabia de la naturaleza. Detrás iba Heavy, dibujando el camino. Y la última, Inteligent, calculando los kilómetros que había desde Witchtolandia hasta el lugar donde tenían que encontrar los materiales.
Al llegar empezaron inspeccionar la zona. Peaceful descubrió un árbol grande y extraño, que tenía hojas de muchos colores, una corteza diferente a la de los otros árboles y unas raíces que sobresalían como tentáculos de un pulpo. Inteligent se comunicó con el árbol y le preguntó qué color de hojas servían para las pócimas de la invisibilidad. Porque esta era la pócima que las tres querían hacer. El árbol le respondió que las hojas de color magenta mezcladas con ancas de rana y mocos de caballo servían para pócimas de salto, pero si todo lo mezclaban con los gusanos de sus raíces y un poco de polvo de hormigas muertas la pócima se convertiría en una pócima de la fuerza.
Cuando Inteligent les tradujo a las otras dos lo que el árbol le decía, a las tres no le gustaron porque no eran los materiales que buscaban. Inteligent le insistió al árbol que lo que querían eran materiales para la invisibilidad. Entonces el árbol le respondió que esos materiales se encontraban en su corteza y que para conseguirlo tenían que pasar tres pruebas. Las pruebas las tenían que hacer en equipo, de lo contrario la corteza se las tragaría hasta convertirlas en una hoja más de sus ramas. Las tres, que eran tres brujas de cuidado, desinteresadas e individualistas, se miraron y se preguntaron si serían capaces de trabajar en grupo. -Vamos a intentarlo, dijeron.
Pasaron las pruebas y la corteza se abrió dejando ver el interior del árbol. Peaceful, que era la que tenía mejor olfato, descubrió que el árbol tenía insectos de diferentes tamaños en su tronco. La parte que tocaba a las ramas eran insectos grandes y claros, en el centro había larvas olorosas, y abajo, casi en las raíces, había otros bichos muy pequeños. También había líquidos trasparentes y verdoso-amarillentos.
Inteligent intervino para recoger las cantidades exactas de cada uno de esos materiales. Un cincuenta por ciento de larvas, un treinta por ciento de líquidos verdoso-amarillentos, un diez por ciento de insectos grandes, un cinco por ciento de bichos pequeños y otro cinco por ciento de la corteza que se cayó al suelo al abrirse.
Al llegar a Witchtolandia, con todos los materiales y guiadas por los mapas de Heavy, las otras brujas las miraban con extrañeza y preocupación. Veían que las tres brujas no se habían enterado que Gossamer había cancelado el concurso. Les comentaron a las tres que su esfuerzo había sido inútil, pero ellas respondieron que no porque el haber trabajado en grupo las había unido. El Mega Presidente Alpha (MPA), que había llegado para solucionar el problema del concurso, las felicitó al verlas unidas. Las tres brujas se abrazaron porque ya no eran brujas de cuidado sino brujas-brujas, que unidas, podían superar todo.
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No hace falta ser muy listo para comprobar que con esta narración Rodrigo había volcado, emocionalmente, todo lo que le estaba sucediendo. En el texto está su clase, el grupo, lo que piensa sobre cada uno y lo mejor de todo, explica con una acción, los valores que le gustaría que todos tuvieran: el de la unidad y la colaboración, el de la amistad y el esfuerzo.
Fotos tomadas de Alicia Ortego.