El día 19 de noviembre acompañé a Juanma Cardoso en la presentación de su último libro, Cuando Bogart dijo aquello. Presentar esta obra ha sido para mí un honor. Juanma , ademas de ser un buen amigo es un gran escritor. Aprecio su forma de tratar los temas que toca, no importa cuales. Gran profesor y mejor persona.
Dejo aquí, en este espacio la presentación completa, incluidos los poemas que se recitaron por tertulianos/ as de Página 72.
Este es el texto:
- Sobre el título:
En un principio, cuando terminé de leer el borrador del libro pensé que el mejor título sería otro diferente al que tiene, p.e.: UNA Y MIL MANERAS DEL DESAMOR o mejor aún HISTORIA DE UNA OBSESIÓN. Al final, ha terminado llamándose Cuándo Bogart dijo aquello
¿Por qué este título?
2. Sobre la estructura:
El libro es un poliedro del desamor. Es decir, esta realidad del no-amor se observa desde cinco lados diferentes: desde el prototipo del desamor (Cyrano); desde el arte; desde la música; desde la literatura; desde el cine.
Este es un libro de libros, un poemario con otros poemarios dentro.
¿Dirías que es este un ejemplar formado por cinco libros, un a modo de pentateuco, donde unos libros tienen una gran relevancia por encima de otros? o mejor ¿unos libros te llevan a la compresión de los otros, a modo matrioska?
Como lector tengo sensaciones encontradas: por un lado, empezaría por el último libro “Cuando Bogart dijo aquello” porque es aquí donde la intensidad del desamor está a la máxima potencia. Sin embargo, pienso que una lectura lineal, desde el principio, ayuda a entender la propuesta de nuestro autor. Diría más, considero que un libro como este, de más de 200 poemas, es un tratado del desamor en versión poética y cualquiera de los capítulos sirve para iniciar la lectura. Cada uno de vosotros podéis escoger aquel con el que más empatía sintáis, hay para todos los gustos.
¿Qué piensa el autor a este respecto?
- Sobre el contenido.
Me gustaría ir hablando y dialogando, capítulo a capítulo, centrándonos más en el contenido que en cualquier elemento estructural, p.e. sobre las herramientas retoricas que nuestro autor emplea a la hora de desarrollar los poemas.
La mecánica será: introduzco, recitamos un poema y dialogamos, ¿te parece bien?
-EL FRACASO DE CYRANO.
Creo que la mayoría de los presentes conocéis la historia de Cyrano de Bergerac de Edmon Rostand. De no ser así os recomiendo que leáis la última traducción publicada en la editorial Reino de Cordelia.
Cyrano es incapaz de confesar el amor que siente por su prima por el complejo de su nariz enuncia a materializar el amor que siente. Es la historia de un acomplejado. Una fábula de amor que desafía las apariencias. El personaje es tan seductor que atraviesa tiempos y geografías. Cuando se estrenó la obra de teatro, a finales del siglo XIX, el romanticismo ya no funcionaba. Y sin embargo, Cyrano se convirtió en el gran clásico del teatro francés. Se estreno en 28 de diciembre de 1897. En 1913 tuvo mil representaciones. A estas representaciones le siguió el cine. Primero, el cine mudo. El triunfo de la pantalla llegó en 1950. Interpretado por Oscar Terrer que consiguió el Oscar de la Academia. En 1990 Gerard Depardieu protagonizó Cyrano pero no consiguió ningún premio por ello. En 2016, Alexis Marchalik estrenó en el Têatre du Palais Royal de París.
En este primer capítulo -libro-, arranca la extraordinaria versificación sobre el desamor siendo la figura de Cyrano la puerta de entrada, el frontispicio, donde colocar el dolor de un sujeto lírico que sufre. Un Cyrano que ve imposible alcanzar a su amada y en una magnífica exposición versal y organicista, que se inserta en otro núcleo de sensaciones, el poema-primero de todos- nos lleva a descubrir la imposibilidad de alcanzar lo deseado.: Tu pelo, tus ojos, tu boca, tus labios, tu piel, /tu cuello, tus brazos, tus manos, tus piernas, /tus pies… Todo forma parte de una isla del tesoro/donde jamás podré llegar ni en un barco/de piratas ni robando el mapa/que le diste a otro (XIV).
En otro poema, bajo la imagen de una partida de ajedrez, el yo lirico reclama amor al darse cuenta “que no era más que un peón” y que otros “peones eran la rutina de tus (sus) días” y que los “ alfiles disponían (su) tu círculo/de confianza, /(sus)tus caballos (la)te evadían/ y las torres (la) te blindaban contra /la ingenuidad de mis esperanzas.// Al rey lo protegías, aunque fuera republicano…/Asumiste el papel de reina,…defendiste /tus conquistas, atacaste mis murallas…///preferiste un jaque mate a quedar en tablas” ( XVII).
El desamor, no aceptado, avanza en los poemas, a veces como en un sueño, como el lugar para conseguir a la amada pero este es demasiado triste, tiene “sabor de amenaza” /…, “lleno de miedo”, /… “un sueño en blanco y negro” (XVIII).
Y todo esto lleva a los Cyranos a cuestionarse el hecho mismo del amor. El poema XIX, en un esquema anafórico y estrofas muy intensas, pregunta si la amada sabe qué es el amor, amar, vivir, esperar, sentirse cadáver.
Para luego llegaral centro del capítulo, al poema XXIII, en un juego retórico de expresiones con el verbo querer. (leer rápido). Deberías quererme como quiero que me quieras/ aunque no quiero que me quieras de cualquier manera /sino que me quieras como crees que debes quererme, /quererme porque me quieres, /una forma de querer más allá del querer por querer, /un querer como nunca antes se ha querido a nada ni a nadie, /un querer como queriendo que esté queriéndote cada minuto de tu vida, /un querer sintiendo que como tú me quieres / nunca antes sentí que me quisieran.
El final de este primer capítulo resume la desgracia de Cyrano, o mejor dicho como el sujeto lirico refleja su desgracia, a la par que Rosana y Cristian. Un trio amoroso que se rompe por todos los ángulos. Es el fracaso de Cyrano, el destino amoroso de muchos (feos) atrevidos ante una Rosana que se estremece ante lo bello; es el fracaso de quien ama compitiendo con otros Cristian “que no necesitan hacer nada para ser amados”. La estrofa final de este último poema del capítulo es una pura tragedia. Escuchemos.
Elena recita el poema XXXVI“El fracaso de Cyrano”.
El fracaso de Cyrano
Como Cyrano, loco enamorado, alma errante,
espadachín de la palabra, perdido entre un amor
no correspondido y otro al que hay que proteger,
porque si él pierde todos los argumentos pierden con él.
Como Rosana, altiva y distante, universo dorado,
un sueño de cielo, el cielo al alcance de la mano
pero tan lejos como ese balcón en la noche al que solo
suben palabras, pero del que jamás bajan besos.
Como Cristián, invitado con derechos, titular
sin esfuerzo, adversario que no necesita ni curas
ni herramientas, ni el mejor momento, porque suyos
son todos los momentos, y los poemas, y el cielo,
y el sueño, el amor y todos los besos.
El fracaso de Cyrano es el fracaso de cuantos
amamos sin billete de vuelta, de cuantos lloramos
a escondidas sin ser consolados, de cuantos escribimos
cartas que otros habrán de firmar, de cuantos idolatramos
a una musa que solo despierta cuando estamos casi muertos.
El fracaso de Cyrano es amar a Rosana que solo se estremece
ante los bellos, que no encuentra tu chispa,
que aborrece a los cascarrabias, que se enamora del viento
y sus palabras, pero no de quien sacrificó el amor y sus cartas.
El fracaso de Cyrano, son todos los Cristián que no necesitan
hacer nada, que vienen y van y siempre les aguarda el beso
y el halago de Rosana y que, aún después de muertos,
te siguen devorando el alma.
Como Cyrano, moribundo y sin espada,
recito de memoria poemas, cuentos y cartas,
colecciono imágenes robadas, oscuras, planas,
silencios intencionados y saboreo el fracaso
de verte, al fin, cuando ya es tarde, enamorada.
¿El Cyrano que se describe es el paralelo de otros Cyranos que respiran desamor?
¿Es para ti el desamor ese punto de partida que provoca escribir como terapia para no volverse loco?
¿Es la poesía una herramienta que ayuda a vivir, una forma de acometer las derrotas y fracasos?
-AMOR (DE) PLÁSTICO.
Un segundo capítulo-libro que lleva un curioso título AMOR (DE) PLÁSTICO donde la (de) está entre paréntesis. Un juego irónico muy propio del autor. No es lo mismo decir Amor de plástico que Amor plástico. El primer título, con la preposición, ayuda a saber cómo es el amor introduciéndonos en una palabra que lo complementa, que dice cómo es. Al quitar la de nos situamos en el plastikos, en el significante de moldear, de dar forma, en lo pictórico (plástico) donde no solo la pintura sino también la escultura conforma los poemas.
Importa no pasar de largo por el texto cabecera de Aristóteles que dice: “la frialdad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas”. Quedaros con la idea de frialdad y con la de esencia. Puro hilemorfismo donde materia y forma componen la realidad. La materia es lo que vemos y la forma es lo que está en lo más profundo. Es decir, nuestro autor parece escoger esta cita para decir que lo importante es la esencia, lo que no se ve, y que luego de manera maldita aparece. Incluso, el texto aristotélico -presuntamente- sirve también para llegar al núcleo de una realidad. En la mayoría de las obras, a las que se hacen referencia, aparece el beso. Y este como manifestación expresa de los sentimientos profundos. El capitulo se podría llamar guía del beso ante el desamor.
En este segundo espacio, lo plástico, lo artístico, que sirve como referente mayor es la obra de Edmund Blair Leigthon. Hay 10 obras de este autor, un pintor romántico perteneciente a la hermandad prerrafaelista [asociación de autores, poetas y críticos ingleses fundada a mediados del siglo XIX (1848)]. Su temática es romántica e hiperrealista.
Curiosamente en sus cuadros la mujer ocupa el primer plano, los hombres el segundo. Las mujeres están idealizadas: son elegantes, burguesas del momento, de rasgos delicados. La femineidad a la enésima potencia dando un tono mayúsculo a los cuadros. Y esto es lo que yo lirico del capitulo toma como referencias: la idealización y la femineidad. Los poemas que tienen que ver con este autor van esta línea. El desamor construye idealizaciones.
Por otro lado, y de forma reiterada, aparecen la referencia a 12 cuadros de autores plásticos diferentes que tienen el beso como centro de su composición. (Ver 2,4, 7, 9,12).Otros temas serán los del amor/muerte.
En definitiva, el capítulo nos traza una magnifica idealización romántica de la amada. Idealizar como recurso para acercarse a lo inalcanzable, para entrar en el bucle platónico capaz de provocar un soporte y sobrevivir al desamor.
El yo lirico parte del silencio para mirar a la amante y esperar “con miedo mientras (vela sus) sueños”. “Una historia de amor que se convierte en leyenda”, “en nada”, “en desencanto”, donde, A veces, los besos son trozo de alma/ deseados/ bocas que se alimentan/ encuentros y despedidas/ besos de pasión, que cualquiera querría.
Después, en el centro mismo de este segundo capítulo, vuelve a jugar, ahora no con los verbos sino con un adjetivo indefinido e invariable, cada. Es como exponer la indeterminación de los gestos, de los actos, de las emociones.
“Cada comida, cada cena, cada desayuno,/cada cine, cada paseo, cada encuentro,/cada charla, cada copa, cada momento, /cada mirada, cada cita, cada risa, cada beso,/cada sensación de desamparo, /cada ilusión, cada desamor, cada hola,/cada espera, cada ausencia y cada despedida/no son más que la secuencia fría/de una historia que creía nueva/y que ha resultado ser la ridícula/y maldita e irracional historia de mi vida. “
En realidad, este amor plástico da forma poética a un amor de plástico, frio, un infierno, una soledad que empuja a vomitar por lo complejo de la situación y que los versos reflejan en este AMOR (DE) PLÁSTICO
Emilia recita el poema
Amor (de) plástico
Ni Fromm, Ovidio o Dante, ni siquiera Punset,
pueden explicar el misterio del amor,
viaje a la locura, crimen para el que no hay pena,
pena infinita, crueldad insoportable,
melancolía que se pudre mientras el amor
se convierte en deseo y el deseo acaba en infierno
y el infierno es el pan nuestro de cada día,
una espiral de silencio, un bucle diabólico
que no hay terapia que lo afronte
ni literatura que lo soporte.
Cuando quieres y no te responden,
el amor ya no es un arte sino demencia,
antología perfecta de frases sin sentido,
de errores de principiante, de ridículas esperas,
soñar imposibles en un escenario de cartón piedra
donde los actores fingen papeles de vidas
que no sienten y pronuncian palabras de otro.
El arte del amor pasa a ser una estrategia
de evasión, un cóctel explosivo de “quieros”
y no “puedos” donde la soledad y los celos
muestran el teatro más patético
de un aspirante a todo que se ha quedado
en menos que nada y su tesoro se ha reducido
en un instante a una obra menor para subasta.
Conviertes la historia del arte en una asignatura
pendiente que arrastras por el lodo y entre las sombras
y es Durero y su melancolía quien representa la magia
hecha pedazos, el misterio resuelto, la tristeza
elevada a la máxima potencia, la soledad alimentándose
de las sobras de otro y de su propio vómito
y una bella historia untada en amor de plástico.
-Melancolía, tristeza y soledad, síntomas en un desamor, ¿son los componentes propios de una depresión?
-Cuando quieres a alguien sin ser correspondido ¿el amor deja de ser arte para volverse demencia?
-¿Es el arte de amar una estrategia humana para crecer o para alimentar el ego huyendo de la soledad?
-BRUCE Y COMPAÑÍA
Un tercer capítulo, con 46 poemas, donde la perspectiva del desamor varía, ahora, desde la música. En los poemas de este lugar, aparecerán referencia a canciones y cantantes conocidos que han sufrido, en sus carnes, el desamor y llenado muchas páginas de las revistas rosas. Un ejemplo claro es el de Shakira que todos hemos vivido hasta en la sopa. En definitiva, todos cantan al dolor del amante, al amor herido. Las letras hablan, y perdonad que sea tan prosaico, de “otra pena para mi coño”, que diría un componente de Mocedades en una entrevista.
Interesa fijarse en el Inter texto cabecera de Leonard Barstein: “La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”. Basta leer el poema Volver a Calamaro para comprobar esta idea mayor de la cita, y darse cuenta que el sujeto lírico saca fuera, sin ambages de ningún tipo, la insoportable espera, un vivir dependiente de una llamada, condicionado por unas palabras, guardando «escondidas una esperanza”.
En Prisas y pedazos se trazan los versos desde la canción I always fall apart (siempre, siempre, siempre se desmorona) de Sharon Van Etten que comparte Tunng. En este poema que se construye bajo las anáforas del verbo vivir, el amante atisba la realidad del desamor: “Tener prisa por alcanzarte/puede que sea una mala apuesta/ para quien ya no tiene tiempo/de buscar entre los despojos/de un alma que cada día/ le cuesta dar un paso.”
Otro de los poemas más desgarradores de este capítulo es el titulado Muero, donde la repetición machacona de este Muero subraya el deseo irracional de estar junto a la mujer amada. Unos versos sensuales en los que el oído, el tacto, la vista aparecen como protagonistas referentes del poema.
El deseo de estar, de fundirse con la amante, es de tal intensidad que, en un momento, terminará diciendo: “mi hogar es donde tú estás”. Este es un poema que toma como referencia: Home is wherever I’m with you. (El hogar es dondequiera que esté contigo) Home. Edward Sharpe and the Magnetic Zeros.
En definitiva, las canciones, todas las canciones escogidas para construir el capítulo, parecen servir a nuestro autor para describir este canibalismo del desamor, como se puede leer en el poema Adiós que toma el referente de la canción Turnedo del primer álbum del músico indi Iván Ferreiro del grupo Los piratas. Dice el poema “No es fácil decir adiós/cuando dices adiós a un sueño…/ No es fácil decir adiós, /porque no es fácil vivir sin ti/en esta ruleta rusa/ en la que solo yo juego”.
En otro de los poemas centrales de este apartado, La llama se retoma de los versos de la canción de Macaco, La llama, la cita dice así: “para algunos casi nada, para muchos la espada”. En la primera estrofa se trazan unos excelentes versos que van más allá de la prosa poética, desarrollando con sus metáforas un singular poema: “Pensarás que todo esto no es nada. /Pero cada suspiro es un grito, /cada palabra es un libro, /cada mirada es una cuerda/que antes fue hilo, /cada espera es una mecha intentando/ encender un fuego”.
El poema que cierra el capítulo y le da nombre subraya, de manera trágica, con una pizca de ironía que todas las canciones conducen al desastre, que son ingenuas y adolescentes y que siempre serán solo eso, canciones. Escuchemos el poema.
Sandra leer el poema Bruce y compañía
Bruce y compañía
Todas las canciones conducen al desastre.
A creer que el amor existe, que darse
a otra persona tiene su recompensa,
que es posible ser correspondido
aunque no existan los caminos de rosas
y sean de cartón los caballos de Troya.
Son las canciones fuegos de artificio,
sucedáneos de romanticismos inútiles
que acaban por exterminarnos
mientras nos aferramos a una ilusión vana.
Canciones de amor ingenuo, adolescente,
amor imperfecto que nace sin perspectiva,
se desarrolla ausente y muere de repente.
Ya puedes subirlas al Facebook, llevarlas
en el iPod, sintonizarlas en el coche al azar
o que entren a formar parte de tu identidad
pero siempre serán eso, solo canciones,
canciones que a unos emocionan y a otros
con sutil facilidad los condenan al desastre.
Bruce o cualquiera que va en su compañía
es un lisérgico charlatán de feria invadiendo
nuestros caminos cuando deslumbra el ocaso,
vendiendo incendios en lugar de auténtico fuego,
haciéndonos creer que es posible un final feliz,
que no hacen falta tantas lágrimas porque poniendo
el alma en sus manos y abriéndole el corazón
en canal ella siempre termina diciendo que sí.
Pero las luces se apagan, el baile termina,
la música calla, los fans vuelven a casa
y solo tienes palabras para Bruce y su último bis.
Mientras, yo sigo en casa, viendo cómo te diviertes,
cómo crees en las canciones y su discurso,
las mismas que a mí me están volviendo loco.
Hemos escuchado el poema que parece ser un resumen de todo el capítulo. Te pregunto:
¿Podemos intuir a través de las canciones el desastre del amor?
¿Tienen las letras musicales un punto adolescente que no entiende de edades?
¿De alguna forma, las canciones magnifican la obsesión del amante dolido?
-EL AMOR EN POCAS PALABRAS
En este capitulo el libro de poemas tiene un foco principal, las expresiones, las palabras, textos de autores importantes del mundo de la literatura, política o de la religión.
Llama la atención el poema que parte de un texto de Rabindranath Tagore: “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”. Estos versos los retoma el poeta apuntalando la idea de un amor que traspasa la existencia, para decir: “Deseas que calle/para siempre/ o, al menos, que /no te moleste. / Pero aun muerto/ seguiré amándote”.
La mayoría de los poemas son cortos, directos, expresivos como este otro que tiene de referencia a uno de los grandes autores de la historia, Agustín de Hipona. Un joven fogoso que “amaba todo lo que se movía” por decirlo con delicadeza y que después de pasar por alguna secta gnóstica o neoplatónica, terminó en el mundo religioso llegando a ser santo. El que no tiene celos, -dice- no está enamorado.
Los celos, es el punto perfecto para abrir la herida del desamor. Al eco de estas palabras del de Hipona, el sujeto lírico dice: Debo estarlo, demasiado, /porque celoso me he ido/mordiendo poco a poco/hasta hacer desaparecer /mi cuerpo. Impresiona estas expresiones porque el celo supone un rumiar tóxico interior hasta la anulación.
El poema anterior habla de lo mismo siguiendo a Jacinto Benavente, dramaturgo español y Premio Nobel (1929) que escribió “El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta”. Y como si fuera un comentario a pie de letra nuestro autor subraya que: “Basta imaginar /lo que no me cuentas, /lo que me ocultas, /cuanto crees que ignoro. /Basta con pensarlo/para desgarrarme por dentro”.
Por otro lado, los celos son parte de la pasión fuera borda: “Las pasiones son como los vientos…” es la cita de Bernard Le Bouvier de Fontenelle, escritor francés del XVIII considerado hombre prudente y discreto que, como buen científico, no deja de advertir de este síntoma del comportamiento humano. A la sombra del texto de Le Bouvier, se escribe en un poema de cuatro versos, del que rescato el último: “Toda la pasión se desató/ pero con otros vientos”.
Celos, pasión, y como no frustración. No hace falta recurrir a grandes autores porque lo podemos encontrar en Twiter en el curioso ¿sabías que? , como esta “Al ser alguien abandonado lo conduce a menudo a la “atracción por frustración”, lo que hace que una persona ame a quien lo dejó, o aún más.” Debajo de estas expresiones se escribe un poema de cuatro versos del que subrayo los dos primeros: Si dices un no me vengo abajo. / Si dices dos, me muero.
Ya sea por un lado o por otro de este tercer capítulo la ironía surge. Así, en unos versos con el referente de Cupido (Eros), se escribe: No me cabe duda/de que el Cupido /que nos presentó/procedía del vacío. /A ti te dio otro (un) trofeo. / A mí me condenó al abismo.; o en este otro con la mítica imagen de la manzana: Está claro que nuestra manzana/ era de invernadero. / No tenía sabor, / no estaba pasada de madura / y no duró lo suficiente/ como para darle a los celtas / y griegos la razón. Con estos versos como prueba quiero resaltar que en este capítulo, como en todos, la ironía nos lleva a leer entre líneas. En el caso de estos versos, donde dos imágenes potentes, como Cupido y la manzana, llevan al imaginario colectivo a lo trascendente, a la discordia , a la fusión de las almas, y que en los poemas -sin embargo- llevan al vacío y a lo insípido. Una emoción particular la de este sujeto que ya no se sujeta, no se mantiene y está al borde del colapso.
Pocas palabras bastan para transmitir esta emoción desesperada del amante herido, del despechado y apasionado amante que celoso navega en un adiós figurado e irreal.
Escuchemos el ultimo poema de este cuarto capítulo. Pocas palabras. Recita Maribel
Pocas palabras
Pocas palabras bastan
para decirte que ya no te echo de menos,
que no espero en el portal de tu casa,
que el aire que me mueve y el aire que
te envuelve se ha vuelto frío como el hielo
y la noche se aparece como sin luna,
oscura y seria, lejos, ausente y muerta de miedo.
Ya no asombran las mañanas ni la esperanza
recoge primaveras, ya no hay gramática
en tus palabras ni riman con música tus verbos.
Todo es adiós, una maleta vacía, una última
mirada y ser conscientes de que no hay marcha atrás.
Todos tus misterios, tus silencios y despedidas,
tus desplantes y esa especial capacidad tuya
para devolvérmelo todo sin sustancia
han logrado convertirlo todo en nada.
La nada nos sobrevive. La nada te persigue.
Serán nada tus sueños cargados de mentiras
como nada son desde ahora todas mis palabras.
Este poema es muy elocuente ¿por qué escribes que es la nada, el vacío, lo que resta después de haber amado?
Juanma, ¿bastan pocas palabras para expresar el desamor?
–
CUANDO BOGART DIJO AQUELLO.
Este es el último capítulo, el quinto libro, que a mi entender es el libro de los libros en este conjunto poético que tenéis en vuestras manos. Con razón está dedicado a Luis Alberto de Cuenca (escritor, poeta) y a Luis Garci (cineasta)…Por tantas horas de poesía y cine. La dedicatoria no puede ser más expresiva. En fin, para mi gusto este es el mejor capítulo.
El capitulo tiene como referencia el cine, que es donde nuestro autor se mueve con gran pericia. Es un experto en ello.
Las películas de referencia pertenecen a la historia del cine, son los clásicos a los que cualquier cinéfilo que se precie debe recurrir y así aprender de la excelencia del guión.
Los poemas escritos bajo las cabeceras de títulos maravillosos, van describiendo irónicamente este hecho del desamor y del amante herido que, en este espacio, empieza a tener factura de desprecio amante. Hay que reírse de la desgracia (179); dar jaque mate a lo vivido y pasar página, porque esto es más saludable (180)
En vez de leer el último poema de este quinto y extenso capítulo , salto a la lectura de la coda final, del poema que cierra el libro con el título THE END.
(Antonio Castro lele a partir del verso El cine es la mentira pluscuamperfecta
–
Cuando Bogart dijo aquello
“De todos los cafés y locales del mundo aparece en el mío”
Bogart en Casablanca (1942)
Cyrano murió en los brazos de su amada
cuando el tiempo ya les había robado las palabras.
El arte puede construir con los colores, modelar
la piedra, imaginar el alma de las formas,
las heridas abiertas y el corazón de las tinieblas.
Todas las canciones del mundo son música
para feos, letras de adolescente, melodías
incrédulas donde se fundamentan historias
que se quedan en nada, voces calladas
que hablan en playback, instrumentos
que desafinan sobre el pegajoso asfalto
de los meses de agosto cuando ni los
placebos sirven para curar tanta ausencia,
tanta soledad y tantos corazones rotos.
Nunca las frases hechas lograron explicar
el infierno del amor lejano o perdido,
del amor con otro o disimulado,
del amor vacío o en una sucia página
de periódico en forma de suceso o solitaria
esquela malhumorada entre tanto féretro.
El cine es la mentira pluscuamperfecta,
una rendija por la que sale aire viciado
y observas vidas decrépitas y efímeras.
Y su banda sonora es una marcha fúnebre
que nos anuncia el cementerio de una sala vacía,
de una pantalla fundida en negro, de un beso
fingido o un final feliz que nos arruina.
El cine nos da la esperanza de un león en su jaula,
de un vuelo sin motor a ninguna parte,
de un guion que mil veces se cambia
para que todo cambie quedando siempre igual.
Escribía Luis Alberto de Cuenca que tu nombre
es el de todas las mujeres, y yo sufro por dentro
mirando cómo me miras de lado, cómo me atiendes
desde lejos, cómo apagas la luz que a oscuras me deja
en este agujero oscuro y fétido donde bebo
mi olvido y fumo, inquieto, la tristeza de tus recuerdos
en este bar de océanos y desiertos donde se cruzan
todos los caminos y siempre me levanto a duras penas.
Es una lucha por la supervivencia en una ciudad de Dios
donde todos se aniquilan, tú solo te acercas
a ver cuánto más aguanta tu presa y él, y ellos, y todos,
sonríen porque podrán escapar a tiempo
de este tormento que es amarte hasta los huesos
aunque para ti hasta mis huesos estén ya muertos.
Cuando Bogart dijo aquello, supe que nunca
nada sería nuestro y me pregunté, como Pessoa,
por qué me habías convertido en un fragmento
de mí conservado en un museo abandonado.
Me pregunté por qué tus pasos nunca caminaban
junto a los míos, por qué tus besos valían
mucho menos que treinta monedas de plata,
por qué no podía ser Víctor Laszlo, por qué solo
querías el comienzo de una gran amistad,
por qué de todos los cafés y locales y calles
y ciudades y corazones abiertos del mundo,
tuviste que elegir el mío, donde ahogo mis penas
en el alcohol de mis versos y en el olvido imposible
de tu fantasma estremeciendo mi cuerpo.
Cuando Bogart dijo aquello, me creí Cyrano
resucitado pero una palabra tuya bastó
para darme cuenta de que, en realidad,
en ese mismo instante, todos asistían a mi entierro.
¿El desamor puede convertir a alguien en un fragmento de abandono?
¿Crees que hay muchos Cyranos que se dan cuenta, muy tarde, de la pérdida de tiempo que supone la obsesión apasionada de estar pendiente del amor de alguien?
Y como pregunta final,
¿Cuál es el proceso creativo de este libro? ¿De dónde partes? ¿Cuál es el germen de esta idea de escribir sobre el desamor que todos, unos más otros menos, hemos vivido?
Para terminar. Manuel Vilas en su ultima obra El mejor libro del mundo dice que a sus sesenta años es cuando puede confesar que le ha emocionado siempre más el cine que la literatura.
¿Contigo hay que esperar tanto tiempo para que digas lo que más te gusta?