Francisco Mesa B acaban de enviarme por e-mail un comentario extenso, breve reseña, sobre «En el ángulo incierto del espacio».
Abajo coloco su escrito entre comillas.
Paco Mesa me sugiere escuchar esta pieza de la Pastoral de Beethoven.
Gracias amigo por acoger los versos de esta obra tan querida para mí.
“EN EL ÁNGULO INCIERTO DEL ESPACIO”
«Una vez más Faustino inicia su poemario con forma musical. “Los sonidos conforman los espacios…” y el sonido, la melodía desnuda de ropajes armónicos, reducida a melisma sin fin, o bien con armonía, inicia su marcha por el pentagrama de los sentimientos, impregnándolo todo.
Y tan importante como las palabras, notas, acordes, cada una en su parte o fracción, es el modo en el que cada una llega a la vida como en un nacer natural, necesaria. Igual se amalgama en nostalgia que en euforia, en risa que en llanto.
Recuerda otro poemario suyo “Un concierto de los sonidos diminutos” en el que la alarma de un reloj es la batuta del director de orquesta que ordenaba “el tutti”; marcaba el ictus, el acento, parte fuerte de lo que sería el ritmo.
En la palabra de Faustino, la vida adquiere todo el sentido, sentido poético de ternura, el inmenso canto al cariño a la vida en su simpleza cotidiana. “y habrá un poema cosido a la mañana…” “Me abraza con el escalofrío de la brisa…”
Huye el poema llenando pentagramas de vida, de olores, de miedos, de sueños, de la necesidad de renacer a diario y de regreso a los lugares dónde se poseyó el cariño gratuito o lo que no tiene nombre, “Volver como si nunca hubiera salido…”
Cierra el poema en una cadencia perfecta de quinto-primero, con el vértice del regulador que invita a leerlo muy bajito, casi susurrado. Y es al tiempo una invitación a su relectura, que por serlo no resulta repetitiva, porque de cada palabra surgen nuevas imágenes, recuerdos, sueños, deseos diferentes a los primeros, como si cada palabra y verso, no fueran más que estantes en los que el lector se viera obligado a depositar parte de sus propios pensamientos y sentimientos.
Muchas gracias Faustino. Siempre es un inmenso placer leerte y re-leerte.»