Tu rostro es más que una sonrisa, es palabra que se anuda, como nube, al centro del alma. Palabra que deletrea la emoción más allá de la costumbre; verso que quiebra el horizonte dibujando presentes; es mezcla de ternura y dolor.
Tu mirada es más que el verde de los ojos, es paisaje y flor, es insecto al libar, garza remontando el vuelo. Es la bondad de todos los días, la vigilia de todas las noches, la espera generosa de la carne anhelando el placer.
Tu boca y tus manos son más que un beso o una caricia, son la sorpresa del agua en el estío diluyendo la sequía; la nave de Odiseas anhelando Ítaca; la fuerza del mar sobre las rocas.
Tú eres yo al contemplarte, más allá de la calima. Un pronombre que desata la locura, haciendo que el verbo sea, deshaciendo el poseer y se ancle al necesario adverbio que traza cantidad. Eres permanente anhelo, a pesar de la distancia.